Rosalinda Castillo Galván
Pensemos por un momento en los roles que juegas; eres mujer, hija, amiga, dueña de casa, pareja, profesional, mamá, deportista, etc. y si nos adentramos a cada uno de estos roles, hay una expectativa social sobre ellos con la que tu cargas a veces de manera inconsciente, y entonces, esos roles cambian y de repente te ves en la necesidad de ser “una mujer hermosa”, “una amiga incondicional”, “un ama de casa cuidadosa”, “una pareja pasional”, “una profesional exitosa”, “una mamá dedicada”, “una deportista triunfadora”, etc., y es entonces cuando no hay tiempo que alcance, y terminas más preocupada por cumplir “bien” estos roles que por disfrutar aquellas cosas que tú misma elegiste para tu vida.